Editor Jefe
Mayo 25, 2024
María Isabel Vega Arana (Marichi), madre de dos hijas menores (hoy huérfanas) esposa, hija, hermana; con una carrera dedicada al servicio, cual es la docencia; sumamente sacrificada e involucrada en las obras sociales de su comunidad, líder y coordinadora espiritual; cuya vida fue cegada a los 43 años de edad, por haber sido víctima de un brutal caso de feminicidio, por parte de José Carlos Morel Chamorro, condenado en Juicio Oral y Público del pasado 23 de mayo, a pena privativa de libertad de 15 años.
FAMILIA Y DE LA QUERELLA ADHESIVA INDIGNADOS
Conforme las manifestaciones de la Abogada Norma Thomen, llama poderosamente la atención que el autor confeso y probado en juicio, haya sido prácticamente beneficiado con la pena mínima de apenas 15 años, cuando la naturaleza de la Ley 5777/ 16, así como condenas anteriores en casos similares han llegado a los 30 años. La Letrada relató que, si bien no tienen las argumentaciones escritas de la Sentencia, pero de lo que se ha expuesto de manera verbal en juicio oral, da cuenta que el Tribunal ha valorado el ciclo de violencia que el feminicida ejercía contra su víctima; pero, concluye resaltando la cercanía entre ambos (sin que en juicio se haya reproducido los mensajes señalados por el Tribunal), y termina valorando tales mensajes; como una suerte de atenuación para la pena, conforme se pudo entender.
ES MUY FACIL MATAR A UNA MUJER EN PARAGUAY
La familia de Marichi, lejos de sentirse con una paz restaurativa, se encuentra destrozada, revictimizada, y no entienden el motivo de la diferencia de pena aplicada a un caso reciente donde justamente el feminicida era un Agente. Policial, y en el presente caso se trata de un Policía jubilado, reuniendo tal condición la posición de garantía en la protección de los derechos, además de los agravantes probados en juicio; no entendemos la valoración del Tribunal, ni como ciudadana paraguaya, ni como profesional del derecho logramos asimilar la decisión de los Magistrados (conformados en mayoría por mujeres), ante este tipo de sorpresas, el único mensaje que queda para la ciudadanía es que en Paraguay Es muy fácil matar a una mujer. Aún falta mucho por trabajar en materia de políticas y estrategias de prevención de la violencia hacia la mujer, así como la implementación efectiva de mecanismos de atención y protección, y medidas sobre todo de sanción justa, como lo demuestra la sentencia de Marichi. Finalmente, al ser consultada sobre los pasos, expresó que recurrirán hasta las últimas instancias a fin de que efectivamente se haga justicia y el feminicida obtenga la pena máxima de 30 años.
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