Un terremoto de magnitud 7,8 azotó el sureste de Turquía y Siria a primeras horas del lunes, derribó edificios y provocó una frenética búsqueda de sobrevivientes en ciudades y pueblos de la extensa zona afectada. Al menos 568 personas murieron, había miles de heridos y se esperaba que el número de víctimas aumentara.
A ambos lados de la frontera, los temblores despertaron a la gente de golpe varias horas antes del amanecer y la hicieron salir a la calle en una noche fría de viento, lluvia y nieve. Docenas de edificios se derrumbaron en ciudades de toda la región fronteriza.
Del lado sirio de la frontera, el sismo remeció regiones bajo control opositor que están llenas de varios millones de desplazados sirios con un decrépito sistema de salud después de varios años de guerra. Al menos 11 personas murieron en la localidad de Atmed y muchas más quedaron enterradas entre los escombros, dijo un doctor del lugar, Muheeb Qaddour, en entrevista telefónica con The Associated Press.
El sismo, que llegó a sentirse en El Cairo, tuvo epicentro en la ciudad de Gaziantep, a unos 90 kilómetros (60 millas) de la frontera con Siria. Junto con varias otras ciudades, la zona alberga a millones de refugiados sirios que huyeron de la prolongada guerra civil en su país. Turquía, que comparte frontera con Siria, alberga a la mayor cantidad de refugiados sirios del mundo.
En Turquía, la gente que intentaba salir de las regiones afectadas provocó atascos de tráfico que complicaban los esfuerzos de los equipos de emergencias por llegar a los lugares golpeados. Las autoridades instaron a los vecinos a no tomar las carreteras. Mezquitas de toda la región abrían como refugio para la gente que no podía regresar a sus casas en temperaturas que rondaban la congelación.
El terremoto ocurrió durante una tormenta de nieve en Oriente Medio que espera continúe hasta el jueves. Turquía se ubica en una zona de grandes fallas sísmicas y registra terremotos frecuentes.